La Santa Cena 3 – El Vino

Publicado por Escuela Dominical en

Hoy tratamos la tercera parte del estudio sobre la Santa Cena. Es muy probable que a estas alturas esté muy cerca el día de poder celebrarla presencialmente, espero que estas reflexiones hayan sido útiles mientras esperamos, además podemos reforzar nuestra postura de búsqueda espiritual en esos preciosos momentos cuando al fin sucedan.

Como es de esperar hoy nos toca hablar de la copa. De la misma forma que la semana pasada podemos afirmar que se han escrito millones de palabras sobre estas pocas mencionadas por Jesús.

De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.

Lucas 22:20 

Millones de palabras que en muchas ocasiones han servido y siguen sirviendo para dividir a los hermanos. No seré yo hoy el que contribuya a semejante despropósito, cuando lo que más necesita el Pueblo de Dios es unidad.

Resulta tan evidente lo que hay en este caso detrás del signo. ¿Cuál es ese significado? El propio texto lo dice: El Nuevo Pacto.

Si nos habla de nuevo es que hay más, así es, los estudiosos citan otros siete pactos de Dios mencionados expresamente en la Biblia. Es posible que los estudiemos más adelante…

Este pacto del que hablamos hoy está también anunciado por los profetas.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

Jeremías 31: 31 

Dios había hecho ya muchos pactos con el hombre, Él siempre cumple los pactos, el problema es que la otra parte no los cumple. El hombre traiciona los pactos, ojo, el hombre como especie y personalmente. Yo traiciono los pactos, también y sobre todo los pactos con Dios.

No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

Jeremías 31:32

El pacto de Dios con Moisés y su pueblo fue invalidado por el pueblo y esa traición nos alcanza a nosotros, Él opta entonces por cambiar la forma del pacto.

Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

Jeremías 31:33 -34

Recordemos como surge el pacto con Moisés que parece ser el aludido aquí:

Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Éxodo 19:3-5 

Este pacto está claramente redactado para dos partes, está escrito en condicional si diereis oído y guardareis mi pacto. Está claro que la actitud del pueblo no fue la correcta, no escuchó ni guardó.

La idea de pacto podría expresarse como que Dios habla a su pueblo y le dice: Si me amas y lo demuestras guardando mis preceptos, yo seré tu Dios y tú serás mi Pueblo consagrado; todas mis bendiciones estarán sobre ti. Pero si me abandonas, tendrás que experimentar qué duro es dejar a tu Dios.

El Pacto es la forma en la que Dios decide tratar con la humanidad. En Hebreos El escritor dice:

Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Hebreos 13 20-21

Este pacto eterno fue establecido antes que el mundo fuese, el Padre prometió traer al Hijo a todos cuantos el Padre le diera.

El Pacto Eterno lleva entonces al Pacto de la Gracia. El primero es entre el Padre y el Hijo, el Pacto de Gracia es establecido entre Dios y el hombre, es aquel en que Dios le promete al hombre la salvación eterna sobre la base del sacrificio de Jesucristo en la cruz. Este pacto incondicional de la sangre de Cristo levantado en la Cruz, nos puede resultar más comprensible si recordamos el pacto con Noe.

Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.

Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.

Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.

Génesis 9:8-13

Dios se comprometió con Noe de forma incondicional, En el pacto de la copa de la Santa Cena, ocurre lo mismo.

El resultado del pacto de gracia no depende de nuestra posible lealtad para cumplirlo, como dice la palabra por ese pacto somos considerados pueblo de Dios, su ley está en nuestros corazones, la obediencia a Dios ahora es por gratitud. Estar bajo este pacto es gratis para nosotros, en los pactos condicionales el encuentro entre Dios y el hombre es a la mitad del camino, en el nuevo pacto el Señor ha hecho todo el recorrido.

La pregunta resultante para cualquiera es ¿Cuál es nuestra parte? ¡Si todo está hecho! ¿Qué experimentas cuando ves el arco-iris y sabes que Dios prometió no volver a inundar el mundo?

La única respuesta posible solo puede venir de la sorpresa causada en nosotros por la inmensa bondad de Dios, una respuesta de amor y gratitud, una actitud de obediencia buscando agradarle y que nos traerá grandes beneficios.

Muchas bendiciones.