LOS BAUTISTAS «GENERALES»

Publicado por Samuel Pérez Hernando en


En medio de las luchas religiosas de la Reforma en Inglaterra, a partir de la ruptura de relaciones con el Papado, que fue una revuelta política más fue una reforma religiosa. Hay todavía que esperar unos años para que esa Reforma sea verdadera.

Es durante el reinado de María (l.553-l.558), que empieza a gestarse. Los teólogos ingleses se empapan de la doctrina protestante en su forzoso exilio en Europa; su vuelta en 1.558, bajo el reinado de Isabel I, fue un periodo de efervescencia religiosa que marca el verdadero reformismo inglés y, dentro de este con el Puritanismo, es donde se da la Reforma en Inglaterra.

No tenemos tiempo para aquí para bucear en el movimiento en sí: pero sí para mostrar algunas de sus consecuencias

De esta lucha surge el «congregacionalismo», que eran grupos clandestinos separados, tanto de la iglesia Anglicana, como de los no Conformistas; con Robero Browne (1550-1633), como líder más destacado, aunque no el único.

Pero no estaban solos los «congregacionalistas». En la ciudad de Gainsborourgh, se encuentra un centro separatista que iba del anglicanismo presbiteriano-congregacional al principio del bautismo de creyentes, donde surgirán los llamados «bautistas». Generales primero y Particulares, después.

Consideremos primero a los «Bautistas Generales»

De la escuela puritana de la Universidad de Cambridge salieron la mayor parte de los caudillos presbiterianos e independientes: Roberto Browne, Fracis Johnson, Juan Robinson, Enrique Ainsworth y Juan Smyth entre otros. A nosotros nos interesa la trayectoria de éste ultimo. En medio de un «caldo de cultivo» preparado por los Lolardos primero, y por los anabautistas después, surgen los llamados Bautistas «Generales». Llamados así por su teología arminiana.

Juan Smyth nació aprox. por el año 1.570 en el Valle de Trento. Poco o nada se sabemos de sus primeros años, sin embargo, los historiadores pueden hoy, distinguirle de otro del mismo nombre- Juan Smyth; más viejo que nuestro personaje-.

Se puede seguir la estela de nuestro Juan Smyth a partir de l.586, cuando con una beca de estudios se inscribe en el Colegio de Cristo de Cambridge, siendo «valet» de Franscis Johnson. En 1.594 es ordenado por el Obispo de Lincoln. Aunque ya inclinado hacia el separatismo, acepta el cargo de Ayudante de Presbítero de la ciudad de Lincoln, que abandona en l.605, por sus ataques desde el púlpito en contra de los pecados de la ciudad. Se sabe que publica un libro de sus sermones entre 1.602-1605, donde todavía no era un separatista neto, a la cual se entrega en 1605/6.

Entretanto Había en la ciudad de Gainsborough, un grupo de hombres jóvenes que investigaba el problema religioso entre los que encuentran Tomás Helwys, Juan Murton, Guillermo Brewster y Juan Robinson entre otros. En 1.602 se constituyen en iglesia clandestina de tipo congregacionalista, a la que se une Juan Smyth en 1.606. Aquel mismo año (?), seguramente debido a su número y para más seguridad deciden separarse pacíficamente en dos grupos. Uno reuniéndose en Scrooby Manor House, en las afueras de la ciudad, bajo el pastorado de Juan Robinson; y el de Gainsborough bajo la dirección de Juan Smyth. Ambas congregaciones no tardarán en coincidir en Amterdans (Holanda), donde tienen que exilarse por la persecución levantada contra ellos. El grupo de Scrooby Manor llega a Holanda en 1.608, y poco después marchan a Leyden, donde organizan una iglesia separatistas bajo el pastorado de Juan Robinson y Guillermo Brewster como anciano. Son los famosos «padres peregrinos» que emigran al Nuevo Mundo en 1.620, constituyendo la colonia de Plymouth, de tanta importancia en la historia del Estados Unidos.

Es por esta razón, que algunos historiadores ven una influencia de Juan Smyth en los comienzos de la historia religiosa en Nueva Inglaterra.

Mientras tanto el grupo que pastorea Juan Smyth, llega también a Holanda con Tomas Helwys y unas ochenta personas. Comienzan a reunirse en la propiedad de unos menonitas «waterlander», quienes influyeron sin duda sobre el grupo; Juan Smyth bajo llega a la conclusión de que tanto él como su grupo no están correctamente bautizados. En tal decisión y sin embargo, no queriendo ser bautizado por los menonitas, por razones teológicas, en 1.609 Juan Smyth se bautiza a sí mismo, y seguidamente a Helwys y unas cuarenta personas más. A causa de este hecho tan insólito, a Smyth se le denomina «el autobautista», la forma del bautismo fue la afusión, pues todavía la inmersión era un asunto sin resolver. La gran pregunta era: ¿Quién puede y debe ser bautizado?. Juan Smyth dijo que podía y debía serlo un creyente. Con lo cual el bautismo infantil quedaba invalidado, y espurio de las Escrituras.

Un número de historiadores piensan que Juan Smyth fue el fundador de la denominación bautista; mientras que otros, creen que Smyth solo es un «precursor» de la denominación, como lo es Juan El Bautista, del Mesías. Pues le faltaba el elemento de la inmersión, que llegó más tarde. Es verdad que había descubierto el principio del «bautismo de creyentes», pero tal cosa ya lo descubrieron los menonitas. Sin embargo, Smyth tuvo recelos para unirse a ellos.

La presión de otros separistas y de los mismos menonitas, hacen que Smyth estudie el asunto con más profundidad, convenciéndose que su «auto-bautismo» había sido una equivocación, por cuanto los menonitas «waterlander» tenían un bautismo correcto. Por lo cual Smyth y treinta miembros más, hacen una solicitud formal de ingreso en la congregación menonita, que Smyht nunca vio cumplida.

Aquí termina la historia y la personalidad de este valiente y sincero cristiano, que muere en 1.612, sin ver cumplido su deseo de que su congregación y él mismo se vieran aceptados por los menonitas, que no lo hicieron hasta l.615.

Justo Anderson, citando a Underwood dice:

«Juan Smyth tenía un nombre común pero no era un hombre común. Sus faltas eran las de su época y su carrera ilustra las dificultades y los tropiezos de un pionero. Era muy sensible a la nueva luz y singularmente valiente para actuar de acuerdo con sus convicciones; por eso, era un hombre «fuera de tiempo»; un hombre de sensibilidad evidente que se atrevió a reconocer sus propios errores. La nota primordial de su vida fue construir una iglesia visible sobre la base de las ideas y normas del Nuevo Testamento.»

«Los Bautistas «Generales»
Samuel P. Hernando
Madrid, verano de 1.999.-



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