Nº 1.634 – 25 de Octubre de 2015

Publicado por CC Eben-Ezer en

El maligno siempre ha procurado, y continuará hasta el día de su destrucción, inducir a los hombres al engaño que los aparte de la adoración al único Dios y Señor Universal. Todas las religiones organizadas usan ocultismo entre sus jerarquías. Pocos saben que el porcentaje de pastores y dirigentes de muchas de las denominaciones protestantes son miembros de diversas sectas ocultistas, principalmente de la Masonería, al igual que un buen número de sus llamados “misioneros”, principalmente los procedentes del “Big Brother” del Norte.

Una de las aspiraciones de quienes caen en las redes masónicas es alcanzar el conocimiento oculto del Nombre de Dios, el cual les es revelado bajo juramento al alcanzar el grado 13, de los 33 de la orden, denominado “Maestro del Arco Real”. Por quienes han salido de esta red, sabemos que ese nombre es “Jabulón”. Bendicen a ese dios cuando esconden su mano en el pecho, como de todos es sabido que hacía Napoleón Bonaparte, masón como la mayoría de los gobernantes políticos del mundo y los dirigentes religiosos de muchas iglesias, algunos bien cercanos.

“Jabulón” es nombre compuesto por la combinación de la forma siria de “Jehová”, la partícula “el”, que es “señor”, “baal”, y el sufijo “on” que es alusión al dios solar egipcio. Ese es y era el antiguo culto babilónico a Satanás. Cuando el masón alcanza grados más elevados se le revela que el nombre máximo de Dios es Lucifer, el portador de la luz. Hoy día muchos púlpitos están ocupados y administrados por falsos ministros del Evangelio que se erigen en apóstoles, profetas, maestros, patriarcas y querubines para distraer al pueblo del Evangelio del Reino de Dios y de la Gracia Divina mediante doctrinas espurias y prácticas cada día más próximas al ocultismo y la magia. Recodemos la palabra apostólica que nos ha llegado en la Primera Epístola de Pablo a Timoteo 4:1: “Pero el Espíritu (Santo) dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.”

Continuaremos con este asunto la próxima semana, con el favor de Dios. Entre tanto, mucho amor. Joaquín Yebra,  pastor.

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